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En nuestra comunicación cotidiana, decir te amo es una forma de expresión sencilla y directa para manifestar un sentimiento de amor por otro ser humano. El amor es un concepto universal que adquiere diferentes matices, y es abordado por distintas concepciones de maneras también diversas.

La expresión “te amo” está directamente relacionada con lo pasional cuando se trata de una relación de índole íntima entre personas que están enamoradas. A diferencia de otra expresión similar que se usa en términos más genéricos, “te quiero” suele referirse a la expresión de afecto que sienten los padres por los hijos, los hijos por los padres, los hermanos entre sí, y los amigos.

Decir te amo es expresar amor auténtico y entrega completa hacia el otro.

Sin embargo, en la actualidad decir te amo ya no tiene las connotaciones de su verdadero significado en los que se expresa una declaración auténtica de amor sincero, sino que su uso se ha hecho banal perdiendo la esencia y profundidad de la expresión. Es común escuchar gritar te amo a los fans de una multitud frente a su ídolo musical o ante el gol de su club favorito.

El amor es uno de los sentimientos que más expresiones artísticas ha generado, y que mayor movilización del género humano ha producido. En sus diversas formas el amor es el mejor facilitador de las relaciones interpersonales, pero no debemos confundirlo con la lujuria y la mera satisfacción sexual.

A través del arte el amor fue inspirador de músicos, cineastas, escultores, pintores y escritores que han incluido las palabras te amo en sus obras, guiones y textos.

El conocido psicoanalista, psicólogo social y filósofo judío alemán Erich Fromm, aborda al amor desde el punto de vista antropológico, sociológico, psicoanalítico y existencial. Entiende al amor como una de las expresiones fundamentales del ser humano, vinculadas con la necesidad de relacionarse con sus semejantes, relación que no puede ser productiva sin capacidad para amar al prójimo.

La satisfacción en el amor individual sólo puede lograrse cuando existe la capacidad de amar al otro en su otredad, en su individualidad, siendo responsables de su salud psíquica, respetando quien el otro es en su forma propia de ser y no en la que nos gustaría que sea.

Las palabras te amo son propias de la relación madura entre dos personas que se aman, las que en contraste con la relación simbiótica, se unen en un vínculo en el que se conjugan dos individualidades, es decir que se da la paradoja de ser uno siendo dos.

Según San Agustín la única persona que puede amarnos plena y verdaderamente es Dios, porque el amor humano tiene fallas, desconfianza, celos, egoísmos, rabia, discordia.

En su manifestación más sublime, quienes creemos en Dios lo consideramos la fuente de todo amor. Incondicional, altruista, desinteresado, sin egoísmos, la forma en que Dios ama a la humanidad no tiene fisuras ni imperfecciones. “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna”. Juan 3.16

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