El amor al prójimo es el sentimiento hacia las personas que están próximas, cerca de nuestro entorno. En primer lugar las que conviven en la misma casa, unidos o no por lazos de sangre.
El amor al prójimo tiene un significado bíblico, que usualmente conocemos a través del precepto “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Esta manera de entender el mandamiento fomenta la solidaridad en la familia y en la comunidad. Y se ajusta a los sentimientos humanos de atender a nuestros seres queridos. ¿Pero qué hay del otro al que apenas conocemos?
El prójimo es cualquier otro desconocido, al que Jesús invitó a amar.
¿Quién es el prójimo?
El prójimo es el próximo, el otro cercano, el semejante. El término proviene de los tiempos en que la letra “x” representaba el sonido de la que hoy en español es la “j”.
En la evolución de la ortografía castellana pasó lo siguiente:
- el sustantivo comenzó a escribirse con “j” (prójimo)
- y el adjetivo mantuvo la “x” con la fonética que hoy conocemos (próximo)
La cercanía que estableció el término, en primer lugar fue la de parentesco. Se entendía que el favor y el amor se debían a los cercanos por lazos de sangre, nacionalidad o religión.
Amor al prójimo desconocido
El precepto del amor por el otro lo predicó Jesús de Nazareth en su breve convivencia con la humanidad, ya que pereció a la edad de 33 años. De muerte por crucifixión, con castigos crueles, humillación y ensañamiento injustificado, los propios religiosos de la época lo condenaron.
Jesús fue odiado por sus conceptos revolucionarios, que contradecían la religiosidad de los cristianos judíos, griegos y romanos.
La interpretación que enseñó Jesús sobre el amor al prójimo tuvo otra connotación. El prójimo era aquel al que me acerco o aproximo, en su necesidad.
Se trata de un otro desconocido, que no es de mi entorno familiar o de cercanía. Es un otro en situación de necesidad, de pobreza, de enfermedad, de debilidad espiritual.
¿Qué es la proximidad?
Es la dinámica que establezco al acercarme a otro, que no está dada por la relación externa sino por mi disposición como sujeto.
Al margen de las consideraciones de parentesco, nacionalidad o religión, amar al otro es un precepto cristiano cuya función es:
- generar relaciones nuevas
- construir puentes
- destruir prejuicios
- respeto hacia los demás
La transformación radical propuesta por Jesús
Jesús introdujo el concepto de amor al prójimo a través de una parábola muy singular. La del letrado judío que le preguntó quién es el prójimo.
Jesús le contó el relato de un hombre asaltado por bandoleros, abandonado medio muerto en un camino. Varios caminantes tropezaron con el herido:
- Dos caminantes vieron al herido y pasaron de largo (ambos funcionarios del templo, respetables a los ojos del pueblo, uno sacerdote y el otro levita)
- El tercero se acercó, le curó las heridas, lo llevó a una posada y pagó su hospedaje (era un simple samaritano, un ciudadano impuro, de segunda, de quien no se podía esperar ningún ejemplo)
La pregunta de Jesús al letrado fue:¿quién te parece que fue el prójimo para el herido? Y la respuesta cambia el sentido del término: El prójimo fue el que le tuvo compasión, aunque no lo conocía.
Sinónimos de amor al prójimo
amor al otro, amor a los demás
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