Ir al contenido

Abuso de poder

El abuso de poder es un fenómeno social muy frecuente no sólo en la Administración Pública o en la política, sino en todos los ámbitos sociales, familiares, laborales, económicos y mediáticos.

Concebimos al poder como la capacidad de influir en el otro, basada en la disparidad de la posición de cada uno.

El abuso de poder ocurre en todos los grupos sociales, cuando alguien se extralimita con los demás.

También conocido como abuso de autoridad, el abuso de poder es una figura jurídica que puede ser tipificada como delito, cuando se comete desde la Administración Pública en el ejercicio indebido de sus funciones.

El poder es una condición o fenómeno social que no puede ser concebido en forma aislada, sino en las relaciones sociales.

Si no existiera el poder en una sociedad, no habría organización alguna. Y sin orden, la libertad no podría ser ejercida por los seres humanos.

En todo grupo social encontramos una condición de poder, es decir que el poder y lo social se implican recíprocamente.

Aristóteles afirmaba que “el hombre es un ser político“, o lo que es lo mismo, un ser social.

Pero más allá del poder natural que las personas tienen por su liderazgo, por su temperamento, por su carácter dominante o porque las demás personas se lo adjudican, el abuso de poder hace referencia a una extralimitación.

La realidad social muestra una trama vincular muy compleja entre los aspectos positivos y negativos del poder.

Cuando alguien lo ejerce en forma de dominación, imponiéndose por la fuerza sobre los demás, no está usando ni ejerciendo su poder sino que está abusándose.

El abuso de poder se relaciona con situaciones en las que la conducta abusiva se basa en la desigualdad en el intercambio social.

Es decir que uno de los sujetos tiene una posición de jerarquía, de conocimiento, de riqueza o de autoridad que le permite ejercer poder sobre los demás.

El contexto político es el que más se relaciona con el abuso de poder, especialmente en lo que se refiere a la corrupción y al perjuicio que conlleva para los ciudadanos de una nación.

En estas situaciones, el Estado suele ser estafado por los propios personajes políticos a cargo del gobierno de turno, que sólo ejercen las funciones públicas para defender intereses económicos personales.

También hay abuso de poder en los tarifazos o aumento desmedido del precio de los servicios públicos indispensables para el desarrollo de una sociedad, lo que representa un claro perjuicio para el sustento de quienes menos tienen.

Ello ocurre, por ejemplo, cuando un gobierno designa funcionarios comprometidos con empresas privadas ya sea porque las gerenciaron o porque fueron accionistas, defendiendo los intereses de dichos grupos económicos en perjuicio del Estado y sus ciudadanos.

Por ello el abuso de poder y la ética no van de la mano. Quien comete abuso de poder para beneficio propio sin importar el perjuicio causado a los demás, lejos está de la moral y los principios éticos.

También los medios masivos de comunicación ejercen abuso de poder cuando manipulan a la opinión pública para saciar su voracidad y ambición.

Lejos de la independencia ideológica, los medios representan intereses privados que sustentan su permanencia.

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *