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El término pícaro es una cualidad que se aplica a las personas que actúan con picardía, es decir que es un adjetivo calificativo.

Las características más destacadas de quien es pícaro son la malicia, la ironía, el humor y la alegría, usadas para obtener algún beneficio.

Generalmente la personalidad de un pícaro lo conduce a hacer travesuras, sean adultas o infantiles, pero siempre tienen gracia y simpatía.

Gracia y travesuras van de la mano de la picardía.

La picardía es un rasgo de la personalidad que convierte en simpáticas a las personas, aunque muchas veces se dice que alguien es “tan pícaro como atorrante”, en el sentido de la intencionalidad.

Aún en los animales puede verse una actitud pícara o traviesa cuando al jugar esconden algún objeto de sus dueños, o hasta los destrozan como si fuera una travesura.

El humor y la picardía son recursos muy utilizados en el teatro de comedia, donde el objetivo es ganar la sonrisa y las carcajadas de la audiencia.

En el humor es necesario estar dotado de un cierto nivel de inteligencia, ya que todo lo que se dice con picardía tiene un anclaje específico en alguna situación de la realidad.

En algunos ambientes la picardía no es bien recibida, como ocurre en el campo profesional donde la formalidad y sobriedad suelen caracterizar a ciertos ámbitos.

En un modo peyorativo, la picardía también es concebida en sentido negativo. En muchos casos se la utiliza como sinónimo de sinvergüenza o de atorrante, en especial cuando se ha cometido una fechoría.

Ser un hábil aprovechador de la vulnerabilidad o de la flaqueza de los semejantes califica muy mal a la persona.

El pícaro callejero que suele verse en las grandes ciudades arrebatando billeteras, celulares o carteras en los colectivos es un ejemplo del sentido peyorativo del término, que nada tiene que ver con la inocente picardía de la niñez.

El tipo de picardía que lleva al desenfreno es una modalidad cobarde de una conducta que tiene ignorancia de lo noble, de lo digno, de lo bueno.

Quizás este tipo de personas tienen una existencia aventurera, sin ideales ni sentimientos que elevan al ser humano en su condición.

Para interpretar la personalidad de dichas personas, cuando la picardía no tiene malas intenciones, es suficiente mirar adentro nuestro buscando rememorar la picardía a la que nos inclinamos alguna vez en la niñez o en la adolescencia.

Porque todos tenemos en nuestro interior un costado bueno y uno malo, un costado indiferente y otro sensible, un costado egoísta y otro generoso, la cuestión es conocerse a uno mismo y hacer florecer el costado que nos hace mejores personas.

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