Atorrante es una palabra propia del lunfardo argentino, país donde nació el tango. Se la utiliza como sinómino de vago, descarado, holgazán, pícaro o vagabundo. Se cree que el término se trajo de España en la inmigración a América.

La etimología de la palabra remite a la palabra atorrar, derivada de torrar o turrar que significa «tostar», «dar el turre», «abrasar», «quemar», «dar la pelmada», todos ellos son verbos regionales, propios de los dialectos de la península española.

Perro atorrante

Suele usarse la palabra como adjetivo calificativo, como por ejemplo «calor atorrante», o «asoma hoy un sol atorrante», refiriéndose a un calor tórrido, a un día muy caluroso. Un periodista español escribió «la atorrante opinión pública«, como sinónimo de adormecida.

La leyenda urbana, la que se cuenta de generación en generación y forma parte de la tradición popular, dice que la palabra se utilizó ya en la década del 30 en la crisis argentina del gobierno de Hipólito Irigoyen.

La mano de obra barata y del interior era contratada para las excavaciones subterráneas, gente rústica, sin techo, que orinaba en la calle y se emborrachaba en la zona de las tuberías mientras duraba el trabajo en la obra.

Personas indigentes y vagabundos, en tiempos de pobreza y escasez, dormían en grandes tubos de alcantarilla (o cañerías que desviaban agua del río, no se sabe con certeza) que tenían escrito en enormes letras «à torrans», expresión tal vez referida a torrentes.

Por eso a la gente vagabunda, sin dinero, sin trabajo o mendigantes se les decía atorrantes, ya que era muy común tomar y recrear un nombre del titular de un cartel o afiche.

Quizás por ello o tal vez porque «torrar» en la zona de las inmediaciones del Río de la Plata significa dormir, se asimiló a la persona que dormía allí como atorrante.

También es una voz coloquial y regional utilizada en España, país donde el famoso cantante Joaquín Sabina menciona el término atorrante en una canción dedicada al también célebre cantautor Joan Manuel Serrat. Atorrante es conocida en ese país como «pelma», «pesado», «gandul», «golfo», «vagabundo». En catalán es aburrido, adormecido, embotado y con sopor, pudiendo usarla para referirse a una situación tediosa o pesada.

En sentido literario, fue usada por Camilo José Cela (académico de la Real Academia Española de Letras y Nóbel de literatura en 1989), Sanchez Ferlosio o Valle Inclán en sus licencias lingüísticas.

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