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Intuición

La intuición es la primer chispa que viene a nuestra mente al momento de tomar una decisión, es una certeza más allá de toda lógica o pensamiento racional. Es un saber fuera de tiempo y espacio, que nace del contacto con nuestra íntima esencia.

La intuición es lo que te hace cambiar repentinamente de trayecto sin entender bien el por qué, librándote de un asalto, un incendio, un accidente o cualquier otro infortunio. La intuición nos habla, sólo se trata de aprender a escucharla. Se trata de una unificación sintética y subjetiva de la comprensión, una deducción inconsciente donde solamente el resultado pasa a la consciencia.

El término intuición, que proviene del latín in (adentro) y tueri (mirar), es un concepto del campo de la epistemología (rama de la filosofía), traducido etimológicamente como “mirar adentro”. Se trata de un tipo de conocimiento en el que no interviene la razón ni la lógica sino que responde a la fusión de sensaciones, sentimientos y emociones.

IntuiciónLa intuición no puede explicarse ni verbalizarse, es un tipo de conocimiento que en su elaboración y construcción no sigue un razonamiento deductivo o un camino racional. No es un impulso sino que es una forma de ver más allá de los ojos.

El sujeto, si bien puede relacionar la información con su experiencia previa, no puede explicar cómo llegó a la conclusión. Más que un pensamiento abstracto elaborado, la intuición es una especie de reacción emotiva, pero no un impulso.

Descartes ha estudiado la intuición considerándola un conocimiento inmediato que nace a la luz de la razón. Mientras que en su “Crítica de la Razón Pura”, Kant distingue la intuición intelectual que proviene del razonamiento, de la intuición sensible que es una forma de conocimiento a través de la percepción de los sentidos.

Para desarrollar la intuición debemos tratar de reconocer nuestras pistas internas, que se manifiestan a través de imágenes, palabras, sensaciones, sentimientos profundos que no siempre identificamos o sabemos interpretar.

La intuición es una gran herramienta en la toma de decisiones, pues está despojada de todo prejuicio y carga emocional. Sin dar explicaciones, la intuición nos muestra el camino.

La intuición no es una habilidad mental, no es el cuerpo hablándonos aunque se manifieste a través de él, ni es la emoción ni la voz del corazón. Se trata de un tipo de sabiduría que va mucho más allá de eso. Ocurre segundos antes que empiece la máquina cerebral a funcionar y a desplegar los procesos lógicos a los que estamos habituados.

Prestar atención al inconsciente (que está lleno de la riqueza de nuestra experiencia) y a los propios sueños, conectar con otros, observar y escuchar la necesidad ajena, dedicar tiempo a impulsar la empatía, que es una gran compañera de la intuición, son sólo algunas formas de desarrollarla.

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