Amor platónico es una expresión que toma su nombre de la visión filosófica fundada por Platón, que sostenía que el amor a la sabiduría y al conocimiento era el verdadero amor. El amor platónico entonces es un amor que busca conocer a una persona y saber todo de ella. Platón plantea un amor que se expresa no en forma física sino intelectual, ya que su concepción considera que la belleza física es reflejo de la espiritual, por lo que el ideal humano debería pretender conocer y amar esa belleza íntima y esencial de las personas.
En su obra “El Banquete”, Platón concibe al amor como puro y perfecto, desprovisto de pasiones porque a estas las considera efímeras, materiales y falsas. El amor platónico se basa en la virtud, y no en otros intereses, pero no existe en el mundo real donde todo es copia imperfecta, sino en el verdadero mundo perfecto que es el de las ideas.
Las personas más susceptibles a un amor platónico son las intelectuales, románticas e introvertidas, que tienen dificultad para expresar sus sentimientos, se sienten poco seguras ante el amor físico pero tienen mucha riqueza interior que canalizan a través de su intelectualidad.
La edad habitual de su aparición es la juventud y la adolescencia donde se asocia a la frustración de no encontrar en la realidad el ideal buscado.
Los hombres, según las estadísticas, tienen más posibilidades que las mujeres de tener un amor platónico, ya que canalizan sus emociones a través de la idealización y fantasías, a diferencia de las mujeres que se basan en la realidad y son más abiertas para expresar sus sentimientos.
En el lenguaje cotidiano, la expresión amor platónico alude a aquel tipo de amor que es difícil de alcanzar o materializar, ya sea por la distancia o algún otro obstáculo. El componente sexual se da en forma imaginaria, mental o ideal pero no física.
El alimento del amor platónico es la ilusión, que mantiene viva la esperanza y el deseo. No es un amor impulsivo, y concede más relevancia a lo espiritual, intelectual o emocional que a lo sensual o físico, ya que la persona lo vive en absoluta intimidad dentro de sí mismo.
Cuando el amor platónico se convierte en una obsesión puede llevar a la frustración, ya que la idealización no puede materializarse puesto que no se corresponde con la realidad.
