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Embarazo precoz

Un embarazo precoz es aquel que se desarrolla al inicio de la edad fértil de la mujer, con alto riesgo y graves consecuencias tanto para el recién nacido como para la embarazada, la familia y el entorno. Puede darse en la pubertad (9 a 14 años) o en la adolescencia (14 a 17 años), etapas en las que el proceso físico de cambios está en pleno desarrollo, razón por la que las jóvenes no están preparadas ni formadas completamente para ser madres.

El embarazo precoz es cada vez más frecuente en todas las clases sociales, ya sea por el comportamiento sexual, la falta o fallas de educación en materia de reproducción y el hacinamiento.

Un embarazo precoz es aquel que se desarrolla al inicio de la edad fértil de la mujer

En determinadas condiciones sociales de violencia familiar, alcoholismo y drogadicción se facilitan las probabilidades de abuso sexual, violación e inicio prematuro en la sexualidad. El riesgo de mortalidad es elevado, por lo que la problemática se ha convertido en prioritaria para la salud pública.

Las consecuencias de un inicio temprano en la sexualidad que derive en un embarazo precoz son siempre negativas, ya que conllevan una adaptación emocional abrupta en la vida de las jóvenes, que muchas veces lleva a la depresión.

Interrumpir la modalidad de vida que la adolescente tenía hasta ese momento para hacer frente a la alta responsabilidad que implica tener un hijo, se suma a la interrupción de los proyectos personales, laborales y universitarios.

Afrontar los compromisos y responsabilidades de la vida adulta en una etapa en que la niña o joven aún no es una mujer en el sentido psicofísico del término, es una sobreexigencia individual y familiar que coexiste con las altas probabilidades de tener un recién nacido prematuro y con patologías derivadas de la inmadurez de la madre prematura.

Asumir la maternidad en forma simultánea al proceso de crecimiento biológico, social y psicológico de la mujer, implica gran incertidumbre, ansiedad e interferencia para el logro de la resolución de los propios conflictos, la propia identidad personal y la madurez emocional y biopsicosocial.

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