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Onicofagia

Onicofagia es la práctica habitual de comerse las uñas de los dedos de las manos. La repetición permanente de este hábito es automática.

Se presenta en forma más habitual en la niñez, entre los siete y los diez años. Como también en la adolescencia, en un porcentaje del 45 % de los jóvenes.

Del griego onyx que significa “uña”, y phagein que se traduce como “comer”, la onicofagia es una costumbre que puede llevar a la pérdida de las uñas de los dedos de la mano.

onicofagia es el habito de la ansiedad

Comerse las uñas es reflejo de ansiedad

¿Qué significa onicofagia?

Se trata de un hábito compulsivo de morderse las propias uñas, que puede convertirse en enfermedad. Entre sus consecuencias, incluso es posible perder la uña y producir un deterioro periungueal.

¿En qué consiste la enfermedad?

Es una situación que se presenta en forma mecánica, como un hábito adquirido. Es decir que la conducta es tomada por costumbre, realizando la acción tantas veces que se convierte en rutina. La persona que la sufre puede tener una manía, o estar sometido a altos montos de estrés y ansiedad, al punto de requerir ayuda profesional para corregir el mal hábito.

Se trata de un trastorno conductual que llega a afectar de tal forma, que puede dejar la piel al descubierto. Son más propensos los hijos de padres que padecen algún trastorno de salud mental. En ocasiones, además de la uña se comen también la cutícula de la piel.

La onicofagia suele ocasionar otros trastornos compulsivos como la tricotilomanía, que es la pérdida del cabello por la necesidad irresistible de arrancárselo. Y la tricofagia, que consiste en comerse los cabellos. Ambas adicciones producen zonas de alopecia, como si fuesen parches sin cabellos.

¿Cómo se soluciona la onicofagia?

Los hábitos tienen la característica de estar muy arraigados en la persona que los practica. Suelen ser ejecutados tantas veces que se transforman en automáticos, en actos inconscientes. Por eso es tan difícil cambiar un hábito. En especial cuando se construyen por un contexto familiar estresante, una situación económica apremiante, problemas de pareja, culpa o de autoestima.

El diagnóstico es muy simple, y el pronóstico es muy bueno. Pero siempre es necesario acudir a un profesional en salud mental.

Generalmente un psicólogo o psicóloga ayudará a detectar y superar la ansiedad, fortalecer la autoestima o despejar el sentimiento de culpa. Abordar las problemáticas subjetivas es tomar el cauce de nuestras vidas, corrigiendo conductas que suelen normalizarse sin advertir el perjuicio. Si no se realiza el abordaje adecuado, es probable que el dominio de la voluntad dirija el cambio de conducta compulsiva hacia otras como mascar chicle o fumar.

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