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Alexitimia

Es un trastorno o desorden neurológico que impide a la persona detectar o identificar sus propias emociones,  y por ende expresarlas verbalmente. La imposibilidad para reconocer las emociones interfiere en las relaciones interpersonales de los alexitímicos dificultándoles la vida cotidiana. Como no retroalimentan a su entorno reaccionando con los estímulos, por ejemplo entusiasmándose ante una buena noticia, tienen una apariencia de personas pragmáticas y frías.

El término alexitimia proviene del griego afalta “, lexis palabra” y thymos afecto” que significa “ausencia de verbalización de afectos”. Refiriéndose a la incapacidad para discriminar sentimientos y ponerlos en palabras, por lo cual las personas con esta perturbación tienden a la acción en situaciones conflictivas.

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La alexitimia suele estar presente en los trastornos generalizados del desarrollo, especialmente los de tipo autista. Puede responder a un déficit neurológico o bien ser consecuencia de una situación traumática.

Entre las características del comportamiento que describen la personalidad de las personas con alexitimia destacan la escasa empatía, la inexistente introspección o nula vida interior, la poca ensoñación y fantasías. Son personas que hablan poco, que parecen aburridas y serias, son excesivamente racionales y prácticos. No pueden detectar las emociones de los demás, por lo que les cuesta establecer vínculos afectivos, y mantenerlos. Por eso padecen el aislamiento social o establecen relaciones sociales inadecuadas que pueden llevarlos a la dependencia emocional. 

Los alexitímicos son impulsivos, y reaccionan desmesuradamente ante emociones que no identifican. Son conformistas, tienen problemas sexuales, de impotencia y ausencia de deseo. Todo ello sumado al sufrimiento que padecen y no saben describir porque no lo identifican como propio.

Este trastorno desadaptativo está muy extendido en la población, afectando a una persona cada siete. Los neurólogos afirman que se trata de una anomalía en la zona cerebral que conecta la función que registra las emociones con la que las analiza y toma conocimiento de ellas, perturbando la justa apreciación de la experiencia emocional ya que muestra una respuesta demasiado débil o demasiado exagerada para el estímulo.

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