La filosofía holística es una concepción que se basa en entender los acontecimientos con una actitud integradora de sus múltiples interacciones. Es una manera de ver las cosas en su totalidad, enteras, en su complejidad para poder apreciar sus particularidades, interacciones y procesos que no se perciben si se analizan por separado las partes que integran el todo.
Según Aristóteles, “el todo es mayor que la suma de sus partes”, frase que refuerza la posición holística de considerar todos los componentes de un problema aún los invisibles, en forma global, como un conjunto, por encima de la individualidad de cada componente.
Para la holística es más importante el todo como una globalidad que las interacciones de sus partes (sinergia), enfatizando en la interdependencia e interrelaciones de ellas. Por lo cual el holismo explica las partes y su funcionamiento a partir del todo.
La palabra holística proviene del griego holos que significa todo, entero, totalidad. El holismo es una posición de la epistemología que postula el análisis de los sistemas como un todo en su conjunto, y no en cada una de sus partes. El todo integrado determina el comportamiento de las partes, por eso el análisis global siempre es superador, ya que una parte no podría explicar el todo.
El holismo defiende el sinergismo de las partes del todo y no el individualismo de cada una. En el campo científico, se opone el reduccionismo que postula que un sistema o un todo complejo puede ser explicado mediante una reducción a alguna de las partes que lo componen. Para la perspectiva holista, en cambio, los sistemas funcionan como conjuntos.
En sociología el enfoque holista considera el comportamiento individual como consecuencia del medio social en que se encuentra. En oposición a este punto de vista, el individualismo metodológico se enfoca en la interpretación subjetiva de los hechos sociales.
