La ética es una rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es la moral y la virtud, desde el punto de vista de su justificación racional. La palabra ética proviene del latin ethicus que significa “caracter”.
Según la corriente clásica, el objeto de la ética son los actos conscientes y libres del ser humano, es decir, aquellos sobre los que ejerce un control racional, y la emisión de un juicio valorativo sobre ellos.
Fernando Savater, en su libro “Ética para Amador”, establece una distinción desde el punto de vista ético de lo bueno y lo malo, y hace una definición de la ética como “el arte de vivir, el saber vivir, por lo tanto el arte de discernir lo que nos conviene (lo bueno) y lo que no nos conviene” (lo malo).
El estudio y reflexión sobre la ética se remonta a los tiempos de la antigua Grecia y los orígenes de la filosofía. Su desarrollo histórico fue amplio, elaborándose doctrinas sobre qué es lo ético, su adopción en la vida cotidiana, la justificación racional de un sistema moral y su aplicación a nivel social e individual.
Una doctrina ética elabora y verifica teorías y juicios determinados, por ejemplo la Ética profesional regula el accionar humano en el marco de una profesión. Si bien la ética no es coactiva, es decir que no aplica sanciones legales, la Ética profesional tiene una normativa que la regula (deontología) de cumplimiento obligatorio.
Una sentencia ética o juicio moral es una declaración o afirmación respecto de una acción, decisión e incluso la intención de la persona involucrada, utilizando términos calificativos como bueno, malo, permitido, obligatorio, correcto, incorrecto, entre otros. En las sentencias éticas se valora moralmente a las personas, acciones, decisiones o situaciones.
Autores fundamentales como Emmanuel Kant, que estudió la organización de las libertades humanas y sus límites, Spinoza, Sartre, Foucault, Nietzche y Albert Camus también desarrollaron el análisis de los principios éticos.
