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La censura es una intervención que se practica a través del monopolio del poder, para controlar o suprimir la libertad de expresión.

Atendiendo a causales ideológicas, políticas o morales, la censura examina previamente los contenidos de aquello que será exhibido en público, para modificarlo o prohibirlo de acuerdo a sus propios intereses.

Es decir que se controla la información por parte de quien tiene el poder para hacerlo.

La prohibición de publicar libremente por la prensa es una forma de censura.

La censura puede ser ejercida directamente por el Estado, por una persona influyente o por un grupo de poder económico.

El objetivo del acto de censurar es utilizar la posición de poder de quien la ejerce para controlar una situación en su propio beneficio.

Los regímenes totalitarios realizan un control férreo de toda la información que circula por los medios de comunicación, con el fin de que las dictaduras puedan mantenerse indefinidamente en el poder.

El control de las dictaduras se ejerce con la prohibición de ciertos temas, de determinadas palabras y expresiones y de cualquier tipo de críticas al régimen, bajo pena de encarcelamiento. La actividad literaria también está sometida a la censura igual que el periodismo, lo que hace que muchos elijan el exilio.

En los países democráticos la censura también existe, a pesar de que la Constitución Nacional establece los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, como la libertad de prensa.

La información se manipula a través de las presiones que ejercen los grupos económicos, con influencia en el gobierno de turno.

En las democracias contemporáneas, los medios de comunicación se han convertido en actores políticos y económicos, factores esenciales para que las empresas tengan incidencia en la decisión política de los gobiernos, jueces y legisladores.

El poder mediático es clave para el lobby, grupo de presión constituido por personas con capacidad para presionar a un gobierno con el fin de influir en la toma de decisiones favorables a los intereses de un sector concreto de la sociedad.

La libertad de prensa se convierte en libertad de empresa, donde el propio monopolio informativo se apropia de la información ignorando la realidad para imponer su relato y lograr sus mezquinos objetivos, sin control público alguno.

En ese contexto, los medios invocan la libertad de prensa para defender la libertad de empresa, en la que en lugar de informar sobre la realidad con veracidad se someten voluntariamente a la manipulación táctica de las multinacionales, para incidir en las decisiones judiciales y gubernamentales.

El periodismo llamado “de guerra”, defiende los intereses del grupo económico dominante que representa contestando como un partido político, tergiversando la información real amparándose en la libertad de expresión.

La preeminencia de lo privado es preocupante cuando las empresas toman el control y la dominación de la agenda de los gobiernos.

Si la ideología dominante es neoliberal, la censura se aplica de un modo sofisticado a través de un discurso masificador, sin dar lugar a la reflexión ni al análisis, manipulando la información para generar una cultura de masas en la que el receptor está cosificado.

Cualquier intento de legislación sobre la comunicación social es atacado para evitar la participación y acceso de todos los sectores sociales.

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