Ir al contenido

Longanimidad

La longanimidad es una cualidad de las personas longánimes, es decir de aquellas que sin quejarse aceptan las adversidades de la vida. Longanimidad deriva del latín longus que significa largo, y ánima o alma (por lo que longus ánima significa largo sufrimiento) en referencia a la cualidad de la paciencia y perseverancia que se tiene para aceptar las dificultades.

La longanimidad permite esperar el bien que se desea sin desesperar y tolerar la lentitud o duración del mal que se recibe o se sufre. Es un estado anímico que se refleja en la mirada y en el rostro.

abuela

La longanimidad es una virtud, una disposición del ánimo que nos permite esperar sin amarguras ni quejas sino con ecuanimidad las dilaciones del logro de nuestras metas.

Para el cristianismo, la longanimidad es un fruto del Espíritu Santo que opera en la persona que tiene fe, para que pueda esperar con tolerancia y paciencia la consecución de su objetivo de vida de acuerdo al propósito de Dios, por extraordinario que sea el sufrimiento o la prueba. Esta virtud es movida por el amor, la generosidad, la clemencia y benignidad, que permiten soportar todas las adversidades y obstáculos con la certeza de que siempre, pase lo que pase, se realizarán esos propósitos según el plan del Creador.

Si se demoran los tiempos y los esfuerzos parecen estériles, la longanimidad aparece como una expresión de la virtud de la esperanza. Pero para ello es necesario no sólo el dominio propio sino la fe y la confianza en Dios. En el libro de Gálatas 5:19 el apóstol Pablo habla de la “carne” en referencia a nuestra naturaleza humana, y de las “obras de la carne” en relación a nuestro egoísmo, celos, envidia, ira, homicidios, fallas para las cuales el único antídoto es el Espíritu Santo con sus frutos, entre los que se menciona la longanimidad.

Sinónimos de longanimidad

nobleza, magnanimidad, altruísmo, generosidad,

Antónimos de longanimidad

bajeza, egoísmo, envidia, tacañería

Etiquetas:

8 pensamientos en “Longanimidad”

    1. Ricardo Fernandez Carreño

      En mi opinión no, resiliencia del latin “resilire” regresar y/o del latin “residió” volver atrás, volver de un salto. El psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik divulgó este concepto que extrajo de los escritos de John Bowlby. Es un término que se toma de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original. Cualquier ingeniero te puede confirmar que la resiliencia es la capacidad que tiene un material para soportar un cambio en su estructura y regresar a su estado original, por ejemplo una pieza de plástico, la podemos doblar hasta el punto antes de la ruptura y cuando lo soltamos nuevamente regresa a su forma original.

      Llevar este término a la personalidad de alguien es un error, las personas son longanimes.

      La longanimidad es la capacidad, de resistir de una persona ante las adversidades considerando la generosidad, la amplitud de ideas y de conducta, la magnanimidad, la esperanza de que se puede alcanzar la meta sin importar las adversidades.

      Entonces la resiliencia es para los materiales la longanimidad para las personas, entiendo el sentido que se le quiso dar, pero esta mal utilizado.

      Espero haber sido útil.

      Saludos

      1. Gracias por ilustrarnos Ricardo! Muy buena la analogía con la resistencia de los materiales! Podríamos decir que las personas que son resilientes (como los materiales) se doblan, se quiebran emocionalmente, pero no se rompen! siguen adelante con herramientas y recursos internos que les permiten afrontar las adversidades como si fueran esos materiales de los que nos hablaste! Son palabras homónimas, que tienen distintos significados aunque se escriben y pronuncian igual. Gracias por tus comentarios!

  1. La LONGANIMIDAD es producto o fruto de la fe, y aunque debe ser ejercitada y fortalecida en el creyente , no es exclusiva de nosotros los creyentes en Cristo.
    En cambio, la resiliencia, como concepto de retornar a un “estado original” no corresponde al creyente Cristiano en fe. Corresponde más al mundo, que no acepta sus nuevas circunstancias como una prueba y en la obra redentora del espíritu Santo, sino que lucha en “sus propias fuerzas” como ha sido enseñado y forzado por alcanzar metas materiales , camino en medio del cual cae frecuentemente en depresión y angustia al verse afrontado al fracaso en sus propias expectativas.
    Esto último no significa que el cristiano no se deprima,-en el mundo tendréis aflicción- pero ha rendido su vida a los pies de Cristo, y la LONGANIMIDAD es esperanza de la respuesta del gozo en el Señor y creador. Y no en expectativas de fama y fortuna y éxito que son pasajeros y canales.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *