Los parásitos, que son estudiados por la parasitología, son pequeños seres vivos que se desarrollan, reproducen y viven dentro de un organismo huésped, el cual es indispensable para su supervivencia ya que se alimentan a sus expensas. El parásito compite con la especie huésped por el consumo de los alimentos que ésta ingiere, causándole lesiones o daños de diversas índoles.
El parásito puede pertenecer al reino vegetal, animal, bacteriano o fúngico, siendo sus formas más comunes los virus, bacterias, hongos, plantas, y protistas, que viven en muchos grupos biológicos.

El parásito se aloja en el hospedador sin aportarle ningún beneficio, y establece con él una relación simbiótica por la que pasa a ser dependiente metabólicamente de sus nutrientes.
Según el lugar del cuerpo del hospedador que ocupen, los parásitos pueden clasificarse en:
- Ectoparásitos: se alojan en el exterior del cuerpo y están en contacto con el afuera (pulgas).
- Endoparásitos: viven dentro del cuerpo del hospedador (tenia saginata o triquina).
- Mesoparásitos: una parte de su cuerpo mira hacia el exterior y la otra está anclada en las profundidades de los tejidos del hospedador. En casos extremos, como ocurre en los peces, tienen la cabeza inmersa en el corazón del hospedador, y se extienden por las arterias o perforan las vísceras.
En los seres humanos hay diversidad de parásitos como los artrópodos (piojos), gusanos que colonizan el intestino (tenias) y organismos unicelulares (plasmodium) que colonizan el hígado, y la malaria que coloniza la sangre.
Para evitar el desarrollo de parásitos se recomienda: