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Buen trato

El buen trato es una práctica de cuidado entre las personas, una construcción basada en el respeto por el otro y la consideración de sus necesidades.

Tener en cuenta a los demás es valorar la alteridad, lo que implica ponerse en el lugar del prójimo aceptando las diferencias que caracterizan a cada uno.

Tener buen trato construye vínculos gratificantes, y favorece la comunicación efectiva en la convivencia diaria. Sin empatía no es posible un trato amable.

buen trato de niña hacia un gato

El buen trato también se traduce hacia los animales

¿Qué es el buen trato?

Hablar de buen trato nos lleva a pensar en una práctica cotidiana de respeto, amabilidad, diálogo y ayuda mutua. Si podemos respetar al otro y considerarlo valioso por su calidad de persona, en forma natural fluirá un trato amable. Tanto el más pobre como el más ignorante tienen el mismo derecho a ser bien tratados en la comunidad.

Más allá de quién sea nuestro “próximo” y de cuáles sean sus características, la forma en que lo tratamos reflejará la calidad de nuestra propia persona. Todo lo que somos se pone de manifiesto en la manera en que nos vinculamos con los demás.

Esta habilidad social constituye una herramienta de gran utilidad para afrontar problemas y relaciones cotidianas. Más aún a la hora de enfrentar conflictos que se presentan en el ajetreo diario, va de la mano con la educación.

Reflejo del amor

¿Por qué el amor tiene que ver con uno mismo, y no con el otro? Porque el amor es entrega, es la decisión de dar, de brindarse sin recibir nada a cambio, sin esperar nada. Solo amamos cuando importa más el otro, cuando la prioridad la tiene el otro, cuando podemos menguar en favor del otro. En ese sentido, si el amor impregnase nuestro ser como impregna la esencia y naturaleza de Dios, el buen trato sería natural entre nosotros.

Cuando nuestro ser esté impregnado del mismo amor que tiene Dios por los seres humanos, amaremos a los demás aunque no lo merezcan. Como somos amados por El, aún sin merecerlo.

El amor se refleja en la calidad de nuestro trato, en la solidaridad, la escucha, la valoración del otro y su peculiaridad. Aceptar que las demás personas no piensan y sienten como yo, no hacen las cosas como yo, son diferentes a mí. El amor se demuestra de manera individual en nuestras reacciones ante cada situación de ira, de enojo, de afrenta. Se trata de una decisión, de una construcción interior, de autodominio y respeto por los demás.

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