La globalización es un proceso con connotaciones culturales, informáticas, políticas y económicas que surgió a fines del siglo pasado a partir del vertiginoso crecimiento de la ciencia y tecnología, aplicadas especialmente a los medios de comunicación y transporte, que trascendieron las fronteras para alcanzar al mundo.
La globalización es un fenómeno que consiste en la interdependencia entre diferentes países que fusionaron sus mercados, ordenamientos jurídicos, culturas y sociedades otorgándoles un carácter global.
Es decir, que la globalización impuso un mercado mundial capitalista único, razón por la cual es una concepción muy defendida por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las corrientes de pensamiento neoliberales.
La globalización es también criticada debido a la desigualdad de fuerzas entre las naciones desarrolladas (como Europa y Norteamérica) y las naciones subdesarrolladas (como las africanas y latinoamericanas), desigualdad que propicia el dominio económico y el imperialismo cultural.
Asimismo la globalización promueve las privatizaciones propias del capitalismo dominante, en desmedro de la nacionalización, la “fuga de inteligencias“, el aumento de la competencia salvajizando la sociedad y la explotación del medio ambiente.
La mundialización o globalización surge como consecuencia de la caída del comunismo luego de la guerra fría, y se caracteriza por la integración de las economías nacionales a una economía de mercado global donde los modos de producción se configuran a gran escala, cobrando un rol fundamental la libre circulación de capitales, el auge de las multinacionales y la instalación consolidada de la sociedad de consumo.
En el campo ideológico, la tradición, los credos y valores nacionales pierden interés en el mundo globalizado en favor del individualismo, y la prensa escrita local disminuye su influencia social en favor de la comunicación a través de la web.
También los gobiernos y partidos políticos pierden popularidad, extendiéndose una transición de economías dirigidas a capitalismo; mientras internacionalmente se divide el mundo entre el superpoderío estadounidense y el surgimiento de potencias nuevas.
Una consecuencia clara de la globalización es la ampliación de los mercados de las empresas multinacionales, que aumentaron sus ganancias y movilizaron recursos tecnológicos, económicos y humanos.
El aspecto medular de la globalización se vincula con el aumento vertiginoso de actividad económica conjunta entre personas que viven en diferentes países, y no entre ciudadanos de una misma nación.
Esto ocurre a través del comercio internacional, inversiones de empresas nacionales en el extranjero, flujo de capitales, ahorristas de países desarrollados que diversifican sus carteras con inversiones en otros países.
La revolución informática, el desarrollo de internet y la comunicación a través del correo electrónico derribó los obstáculos para relacionar a personas que están a cientos de miles de kilómetros de distancia.
Sin embargo el aceleramiento de la economía mundial y la incertidumbre global influyen directamente en las economías de los países globalizados, afectando la economía regional y su población. La industria nacional, igual que la cultura, perdieron fuerza ante la presencia de productos internacionales como la música y la indumentaria.
