El trisquel es un símbolo antiguo que es esencial en el arte, la cultura y la mitología celta, que significa “tres piernas” de acuerdo a su etimología griega. Consiste en un centro triangular en el que confluyen tres brazos espiraladas que giran sobre su centro como una hélice. El trisquel representa el equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu, el principio y el fin, la evolución y el crecimiento.
Al igual que la esvástica y la espiral, el trisquel o triskel fue considerado un símbolo sagrado desde tiempos muy remotos. Se utilizó para identificar las sepulturas, ya sea grabado o escrito sobre la piedra.
Trisquel
Algunas tribus celtas colocaban el trisquel en la zona exterior de la vivienda, sobre puertas y ventanas con los brazos del símbolo en sentido inverso a las agujas del reloj, como talismán protector. El propósito era enviar energía hacia el interior de la vivienda, ya que el trisquel era considerado catalizador o canalizador de la energía.
Si estuviese colocado sobre una puerta interior, las aspas deberían dibujarse o grabarse en el mismo sentido que las agujas del reloj, para que la energía se proyecte hacia adentro.
Del mismo modo, en el trisquel colgado del cuello de una persona, el sentido de giro de la hélice vista de frente debe ser contraria al del reloj, de modo que la energía se proyecte hacia nuestro tórax, ya que si girase en el sentido de las agujas del reloj la proyectaríamos hacia afuera.
No debería utilizarse un trisquel troquelado, con dos caras, porque no sería posible controlar hacia qué lado se canaliza la energía. Si lo colocamos debajo de un recipiente con agua o debajo de una maceta, el sentido de giro también debería ser como las agujas del reloj, para que la energía se proyecte hacia arriba.
De acuerdo con los mitos populares, el trisquel tiene un comprobado poder energético con el que es posible bajar la fiebre, combatir la febrícula y curar heridas.
