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Seguridad

La seguridad es un término que se utiliza en distintas áreas, pero en sentido amplio es entendida como la ausencia de riesgo o de peligro.

De acuerdo con el significado de su etimología griega, del latín securitas, que deriva a su vez del adjetivo sucurus, la palabra está formada por dos partes: se, que significa “sin”, y cura, que equivale a “preocupación o cuidado”.

Es decir que, en este sentido, la seguridad es la ausencia de temor y preocupación de sufrir algún daño.

La seguridad en el sentido emocional es una sensación que se adquiere desde el nacimiento.

Existen dos dimensiones del concepto de seguridad:

  • La seguridad individual, referida al cuidado de cada persona, a la protección del individuo y sus bienes
  • La seguridad social, reconocida por la ONU y la OIT como un derecho fundamental de los ciudadanos, derecho que se financia con la recaudación de impuestos y del que goza un pequeño porcentaje de los habitantes del planeta. Está relacionada con la legislación que regula la atención de la salud, la jubilación, la discapacidad, la invalidez y los accidentes de trabajo.

La seguridad pública es una garantía constitucional que tienen que brindar los Estados, para garantizar la integridad física y los bienes de las personas.

Se instrumenta a partir de modalidades de protección ciudadana a cargo de Defensa Civil, Protección Civil y otras organizaciones gubernamentales que están al servicio permanente de la comunidad.

El Estado proporciona las herramientas y capacitación para afrontar siniestros y peligros de catástrofes, sean naturales o provocados por el hombre, con la finalidad de minimizar los riesgos y proteger la vida y los bienes de la gente.

Las fuerzas de seguridad, como la Policía, también trabajan en conjunto con el poder judicial para brindar el servicio de la seguridad pública, atendiendo la prevención del delito y mantenimiento del orden público.

Desde el punto de vista de las ciencias sociales, y en especial de la psicología, la seguridad es un estado mental que produce una sensación de estar a salvo.

La seguridad es considerada una de las necesidades básicas de la pirámide de las necesidades primordiales para el ser humano.

Para los niños es muy importante la seguridad emocional, la que se deriva del entorno familiar conviviente.

Desde su nacimiento, la suma de sensaciones de gratificación que acumulará a lo largo de su crecimiento, será fundamental para la configuración de su psiquismo.

Los vínculos familiares estables y positivos, aún pese a los estresores cotidianos, producen en el niño la percepción de atención y disponibilidad emocional.

La calidad de las relaciones del entorno (basadas en el afecto, el respeto, la sensibilidad y estabilidad vincular) produce mayor apego en la infancia, proporcionando al niño sentimientos mayores de seguridad, de identificación positiva, de autoestima y una construcción adecuada del yo.

La función de la seguridad emocional en el niño se refleja en  la regulación de las emociones, pudiendo manifestar ira, enojos, miedos y estrés ante la permanencia de disputas parentales.

Los conflictos matrimoniales afectan directamente la seguridad emocional de los niños, quienes tendrán mayores dificultades adaptativas, de integración y otros síntomas internos en la construcción de su subjetividad.

Del concepto de seguridad se derivan aplicaciones en campos diversos: la higiene y seguridad en el trabajo, la seguridad nacional, la seguridad industrial, la seguridad pública, la seguridad privada, la seguridad ambiental, la seguridad jurídica, la seguridad informática, la seguridad alimentaria, entre tantas otras áreas.

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