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Pensamiento político

Para entender en qué consiste el pensamiento político debemos situarlo en el ámbito natural del hombre, que es la sociedad. Concebido como un animal racional que tiene relaciones interpersonales con otros animales racionales, el hombre es un ser social que busca su bienestar, por lo que toda acción humana es una acción política que tiende a ese fin.

Los sujetos de la acción política son los hombres, inmersos en una sociedad en la que establecen vínculos sociales. Como ser social el ser humano no puede vivir en forma aislada, es decir que no puede entenderse al hombre fuera de la sociedad.

Pensamiento político

En la sociedad el hombre tiende a la búsqueda del fin último de la existencia que es la felicidad, por lo que toda acción humana persigue ese fin. Sociedad y ser humano tienen un fin común e idéntico que es la felicidad o bien común, por eso toda acción humana es una acción política porque está encaminada hacia ese mismo propósito.

Ningún ser humano debería desentenderse de la política porque la construcción de la sociedad es a la medida del hombre. Si se construyese a una medida diferente al propio ser del hombre no podría construirse felicidad en sociedad. Por eso toda sociedad se construye a partir de los ideales humanos, que constituyen la medida de la sociedad.

El pensamiento político refleja esos ideales y los pone en términos lingüísticos en forma de reflexión y de doctrina. El ordenamiento del Estado, la regulación del orden social, las leyes de mercado, los medios y los fines, la estrategia, los sectores involucrados, los grupos de poder que ejercen presión a quien detenta el poder en el gobierno, son temas que incumben a la política.

El pensamiento político resulta del conocimiento de la realidad social y la habilidad ética para discernir el bien del mal en pos del bien común.

No cualquier modelo social tiene capacidad para hacer feliz al hombre. En la democracia debe distinguirse el pensamiento político detrás de cada candidato, de cada nombre de persona; no se trata de elegir candidatos sino convicciones, ideologías, principios y valores polarizados en una dicotomía acerca del rol del Estado.

Un Estado protector de la seguridad social (salud, jubilación, educación garantizadas) que persiga la justicia social, o un Estado indiferente librado al juego cruel de la ausencia de reglas del libre mercado.

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