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Mentiroso

Mentiroso es el adjetivo que utilizamos para calificar a las personas que tienen la costumbre de mentir.

La mentira es una afirmación que se realiza con la intención de encubrir una verdad, es decir que se asevera conscientemente sobre lo que es falso.

Quien es mentiroso tiene una intención a la hora de la comunicación, basada en la voluntad de engañar. La mentira es lo opuesto a la sinceridad.

La mentira es muy común en la mayoría de las personas.

La mentira no siempre es la afirmación de un falso supuesto, sino que también puede expresarse con respuestas de doble sentido, con las llamadas mentiras piadosas y con el supuesto mal menor.

Para analizar el acto de mentir es necesario tener en cuenta que hay una adecuación imprecisa entre lo que el sujeto dice que es verdad, lo que en verdad cree, y lo que la realidad es en sí.

Filosóficamente la mentira es la falta de veracidad, que no es lo mismo que verdad.

Veracidad es la coincidencia entre lo que se dice y lo que se cree, por lo que ser veraz es decir aquello que se cree que es verdad.

Por ello, deben incorporarse al análisis del habla del mentiroso las dimensiones de la autenticidad, la coherencia, la honestidad, la fidelidad y la transparencia.

Quien miente no es aquel que no dice la verdad, sino aquel que dice aquello que no cree que es verdad. La veracidad y la falsedad, la sinceridad o la ausencia de ella dependen del conocimiento de la verdad.

En mayor o menor medida, casi todas las personas tienen adoptadas las mentiras. A todas las edades, la situación se repite con mucha frecuencia.

A veces para no lastimar al otro, o también para evitar enredos sociales, el mentiroso siempre tiene un objetivo.

En ocasiones se afirma una creencia propia y no se la cuestiona, aunque no pueda demostrarse, aceptándola como una verdad indubitable. Es una forma de mentirse a uno mismo.

El mentiroso se pone en el lugar del otro para saber que el destinatario creerá la mentira. La parte frontal del cerebro está involucrada, al igual que otras regiones relacionadas con la percepción de uno mismo.

Se requiere una personalidad extrovertida para mentir, cierta desinhibición para evitar decir la verdad.

Pero también puede mentirse por apariencia o por error, cuando se sabe que algo no está verdaderamente comprobado pero se lo afirma para autoafirmar la identidad.

La psiquiatría ha indagado en las afirmaciones que no tienen correspondencia con la realidad, llamadas ideas delirantes.

En estos casos hablamos de enfermedad y no de un sujeto mentiroso, porque el delirante no tiene una consciencia plena de que lo que dice es falso, sino que tiene una verdadera convicción sobre lo que afirma.

Los psicópatas, en cambio, utilizan la mentira como herramienta para obtener beneficios. Se trata de sujetos que no tienen remordimientos, moral ni empatía.

Y también existen los mitómanos, que son mentirosos consuetudinarios y compulsivos, que inventan mil mentiras para sostener la primera, convirtiendo su vida en una telaraña de mentiras innecesarias.

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