La palabra hipster se puso de moda para describir la subcultura urbana de un determinado estereotipo de personas que se visten en forma cuidadosamente desarreglada (con un muy buen mal gusto) que van en contra de la corriente pero con intereses culturales muy amplios y un pensamiento independiente, con una tradición de lo cool que fue masificada y explotada comercialmente en el mundo anglosajón.
Para un hipster latinoamericano la estética está ligada a lo “camp” o “folk”, muy diferente a la estética de un norteamericano. Los aficionados al jazz fueron identificados como hipster por adoptar algunos elementos de la cultura negra.
Los hipsters están representados por jóvenes entre 20 y 35 años de clase media y alta, que intentan apartarse de la moda mostrando un estilo no comercial tanto por su look (que incluye lo vintage) como por la música elegida (Bob Dylan, Devendra Banhart) principalmente indie-rock, jazz, indie y rock alternativo.
En una búsqueda personal que intenta un pensamiento propio alejado de lo prefijado, están en contra de los convencionalismos culturales y sustentan una ideología o posición política en general progresista.
Tienen rechazo por el consumismo desmedido de la cultura comercial de moda, en favor de la cultura popular local y del comercio nacional. Y una tendencia al consumo e incorporación de alimentos orgánicos en su dieta, y otros alimentos artesanales (como la cerveza artesanal), con serio respeto por el medio ambiente.
Los hipsters ven películas clásicas y de cine independiente, compran ropa de segunda mano en ferias de ropa y objetos usados, usan barba, visitan galerías de arte o museos y tienen lo último en tecnología, utilizando las redes sociales para comunicarse, compartir música, publicar fotos, intercambiar videos.
