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Ciudadano

En sentido amplio y técnico, ciudadano es toda persona que es miembro de un Estado, es decir que tiene un vínculo político, jurídico y emocional con él.

Cuando hablamos de vínculo emocional con el Estado, nos referimos a un trasfondo anímico en el que un ciudadano lo es porque se siente parte de ese núcleo social.

Un ciudadano es una persona que, como miembro del Estado, es titular de derechos políticos y está sometida a sus leyes.

Ser ciudadano implica sentirse parte del Estado de una nación, es decir que es un término que tiene una resonancia emocional.

El significado de ser ciudadano parece fácil de responder, sin embargo muchas veces no sabemos explicar la respuesta a una pregunta tan simple.

Ser ciudadano es ser miembro de una nación, y parte de una estructura social y política que es el Estado. Ello tiene una implicancia en las responsabilidades y obligaciones con las que se construye una sociedad.

Una de las facultades que tiene un ciudadano es la de realizar actividades con total autonomía en el contexto social en el que habite.

En el ámbito político es importante ser ciudadano de una nación, porque la ciudadanía nos da la capacidad de decidir a través del voto popular, quiénes serán nuestros representantes en el gobierno.

La participación política es un privilegio que nos otorga nuestra condición de ciudadanos de un país, participación que es un derecho necesario en un Estado democrático. La política es la única herramienta de la que disponen sus ciudadanos para cambiar las normas de una sociedad para hacerla más justa, igualitaria y equitativa.

Hay muchos modos de participación ciudadana para ejercer la ciudadanía, no solamente el sufragio. Se puede participar en diferentes espacios públicos ejerciendo influencia y expresando nuestra opinión sobre temas que competen a la comunidad para mejorar su calidad de vida.

Muchas veces escuchamos decir “no me interesa la política, o no sé nada de eso”. Sin embargo, todos hacemos política con las decisiones que tomamos en nuestro núcleo social.

Ser ciudadano implica tener conciencia crítica sobre la realidad, y responsabilidad sobre el devenir de la sociedad. Tener una actitud ética con respecto a los otros miembros de la comunidad es parte de ello.

Cuando apoyamos con nuestro voto a un candidato, estamos apoyando a un partido político que tiene representación sobre determinados sectores influyentes de la sociedad.

Si esos sectores que apoya un ciudadano son los fuertes grupos económicos que dirigen la economía del país, determinantes de los precios de los productos y servicios que consumimos, es claro que estaremos apoyando los intereses de minúsculos sectores que son titulares de las mayores fortunas de la sociedad, en detrimento de la mayoría de la ciudadanía.

El relato de dichos sectores económicos poderosos, generalmente multinacionales, descalifica a los partidos oponentes populares con el fin de dar continuidad al incremento de sus beneficios y presionar sobre los gobiernos para la sanción de leyes que no limiten el crecimiento exponencial de sus riquezas.

Aún a sabiendas de que la contrapartida de su enriquecimiento se refleja en pobreza extrema, trabajo precarizado, bajos salarios e inaccesibilidad de la mayoría de la sociedad a los servicios básicos para la subsistencia de las familias.

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