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Autoestima

La autoestima es nuestra propia evaluación sobre nosotros mismos. Son las percepciones, pensamientos, sentimientos y actitudes dirigidas hacia nuestro carácter, modo de ser, rasgos de nuestro cuerpo y manera de comportarnos. Es en resumen, nuestra percepción sobre nosotros mismos.

La autoestima concierne a nuestra manera de ser y a nuestra valía personal. Por eso puede afectar nuestra manera de interactuar con el mundo y las demás personas.

 

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Abraham Maslow, psicólogo estadounidense fundador de la psicología humanista (ubicada entre el conductismo y el psicoanálisis) considera a la autoestima como un derecho irrenunciable e inalienable de todas las personas. 

En su obra “Jerarquía de las necesidades humanas” , Maslow describe las características de la necesidad de aprecio, y distingue dos aspectos: el aprecio que se tiene por uno mismo (confianza, suficiencia, amor propio, pericia), y el aprecio y el respeto que se recibe de otras personas (aceptación, reconocimiento, etc). Según Maslow la expresión más sana de aprecio es la expresada por el respeto que le merecemos a otro, más que la adulación, el renombre y la fama.

La escuela humanista considera que la raíz de muchos problemas de relación entre los seres humanos surgen porque muchas personas se desprecian y se consideran seres poco valiosos e indignos de ser amados. La autoimagen que todos tenemos de nosotros mismos se forma a través del tiempo comenzando en la primera infancia, por lo que nuestra autoimagen se basa en las experiencias vividas y la interrelación con otras personas en el transcurso de la vida. Quiénes somos, cuál es nuestro aspecto, en qué somos buenos, qué debilidades tenemos, todo esto forma nuestra imagen mental y construye nuestra autoestima.

Nuestra autovaloración es muy importante ya que depende de ella la realización de nuestros potenciales personales y nuestros logros en la vida. De modo que quienes se sienten bien consigo mismos y tienen una autoestima alta son capaces de resolver mejor, y enfrentarse con los desafíos y las adversidades de la vida. Una baja autoestima suele conducir al fracaso y la autolimitación.

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