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Armonía

En todos los sentidos en los que se la nombre, la armonía tiene correspondencia con el equilibrio.

En todo conjunto, las partes están en armonía cuando hay una proporción adecuada entre ellas, cuando no hay algún elemento discordante.

En las relaciones humanas, la armonía implica entendimiento, empatía y paz.

En el arte, en la música, en las relaciones humanas, en toda área la armonía es equilibrio.

Con origen en la diosa griega Harmonía o diosa de la concordia, la palabra significa “acuerdo”, “concordancia”.

Habitualmente, la definición de armonía tiene que ver con la combinación de sonidos y acordes, para que resulten agradables al oído en términos musicales.

La sucesión de notas musicales, la relación y el orden en que se emiten al mismo tiempo hacen a la armonía musical.

La armonía suele ser la base sobre la cual se desarrollan melodías simultáneas, o puede también funcionar como acompañamiento de la melodía.

Pero más allá de la música, la armonía es una palabra que habitualmente se utiliza para describir todo aquello en lo que hay equilibrio.

Cuando los vínculos están en armonía hay entendimiento, disposición para escuchar, comprensión, empatía y una solidaridad recíproca.

En las relaciones interpersonales es necesaria la armonía, en especial cuando el trato es regular y diario como ocurre en el ámbito laboral, en las relaciones familiares, en las relaciones de amistad.

Vivir en armonía es encontrar el equilibrio entre los pensamientos, los sentimientos y las acciones, es decir lograr la coherencia entre lo que sentimos y pensamos con lo que hacemos a través de nuestra conducta.

Para ello es importante conocerse a sí mismo, y tomar la valentía para actuar según nuestras convicciones. Y es ahí donde cobran un rol particular los valores.

Dice la Biblia en el libro escrito para los filipenses (Fil 4.8): “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre…en esto pensad”.

En esta enseñanza que parece tan simple están implícitos el amor y la armonía, porque de nuestros pensamientos dependen nuestras actitudes y acciones, siendo nuestras acciones las que tienen capacidad para crear la paz o la guerra.

Ser agradecidos en la vida, sentirnos en paz con nosotros mismos, disfrutar los pequeños momentos y tener pensamientos de bondad hacia los demás son ingredientes inherentes a la armonía en la que es tan saludable vivir.

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