Ir al contenido

Adulterio

El adulterio, del latín adulterium, es la relación sentimental entre personas casadas, ya sea porque ambas lo están o por lo menos una de ellas está vinculada al matrimonio.

El adulterio o infidelidad conyugal implica una traición a los consortes, y ya desde la antigüedad fue considerada como una falta grave a los deberes maritales.

El adulterio es una práctica creciente en muchos países, e inevitable en la mayoría de las culturas.

El adulterio implica traición a los votos de lealtad de quienes se unieron en matrimonio.

Incluso el tema de las relaciones adúlteras son presentadas popularmente como más próximas al amor, que las que se desarrollan dentro del matrimonio.

Filósofos, juristas y autores cristianos han dedicado especial atención a lo largo de la historia, a la gravedad de la traición marital.

A través de los siglos, el adulterio fue moralmente sancionado, y en algunas culturas fue considerado un delito penado por la ley, razones que no impiden su práctica.

En el matrimonio civil, que se contrae, inscribe y formaliza ante la autoridad civil independientemente de las creencias religiosas, el adulterio es derivado al tribunal de familia.

El derecho de familia (que es una de las ramas del derecho) regula las relaciones patrimoniales y personales de los integrantes de la familia, y posee un predominio claro del interés social sobre el interés particular, por lo que sus normas son de orden público, y tienen carácter imperativo.

Para el derecho civil, en el que se adscribe el derecho de familia, el adulterio se convierte en causal de divorcio culposo según el ordenamiento jurídico de cada país.

Más allá de la categorización de esta falta a la lealtad matrimonial, hay un principio muy popular que dice “no hagas a otros lo que no quieres que te hagan”, o “lo que no es bueno para ti tampoco es bueno para otros”.

Y conforme al libro bíblico de Mateo capítulo 7 versículo 12: “todo lo que ustedes desearían recibir de los demás, háganlo con ellos”.

En algunas culturas parece muy natural que las personas casadas, especialmente los hombres, mantengan relaciones sexuales fuera del matrimonio. Como también suele decirse que nada es para siempre, y que no hay razón para que el matrimonio sea para toda la vida.

Pero para Dios, según la Biblia, mantener relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge es algo repugnante. “El ojo del adúltero está aguardando la noche, diciendo: no me verá nadie; y esconde su rostro”. Job 24.15

El adúltero se oculta porque sabe que se trata de una mentira, de una traición a quien le prometió fidelidad y le hizo en forma solemne una promesa el día de su boda. Pero primero es una deslealtad ante el Creador.

Es más fácil cometer adulterio que tener la fortaleza y valentía para ser fiel a quien te acompaña en todos tus días, y con quien probablemente, hayas construido una familia.

La fidelidad es un acto de coraje y de virtud en un mundo que no teme el sufrimiento de sus hijos, ni la condena del Creador.

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *