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Adolescencia

La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la adultez, marcada por la elaboración psíquica de los cambios corporales que el niño sufre en la pubertad. La adolescencia es un período de construcción de la propia identidad, capacidades afectivas y autonomía personal del joven, basada en las transformaciones intelectuales, actitudinales y emocionales articuladas como un todo.

La adolescencia es una etapa que abarca todos los cambios psicológicos del ser humano que se dan a posteriori de la pubertad, ya finalizada la niñez. La pubertad es la etapa en la cual se dan los cambios biológicos corporales donde aparecen y se hacen evidentes los caracteres sexuales secundarios (aparición del botón mamario, del vello axilar, del vello pubiano entre tantos otros).

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En la adolescencia se da el proceso de adaptación a los cambios sufridos en la pubertad, que continúan desarrollándose aún más en ella. Esos cambios corporales son traumáticos ya que desbordan en el púber con exceso la talla, el peso, el sonido de la voz, las formas del cuerpo, cambios que no son absorbidos inmediatamente por el psiquismo. La elaboración emocional de los cambios suceden en la adolescencia donde se construye psíquicamente una nueva identidad.

Lejos de ser una etapa de carencias como se la vio tradicionalmente desde la perspectiva del adulto, la adolescencia es una etapa de potencialidades y desarrollo de las aptitudes. Es un lugar de tránsito, un pasaje hacia la adultez que varía en cada época histórica porque es una construcción cultural cuyo formato cambia de época en época.

Los cambios culturales son vertiginosos y acelerados, en los que la mirada del adulto tuvo tradicionalmente una connotación negativa. Por ejemplo, se acentúa la carencia del adolescente (lo que adolece) cuando en realidad es una etapa de despliegue de capacidades y fortalezas, en la que lo importante no debería ser lo que carece sino lo que está alcanzando.

El duelo del que se habla tradicionalmente lo es en realidad para los adultos, que deben desprenderse de las características infantiles del niño de antaño. Para el joven, en realidad hay un desprendimiento de sus modos infantiles que le permiten el surgimiento de una vivencia nueva de fuerza, plenitud y bienestar.

Para la psicología, la edad no es un criterio para definir la etapa ya que hay jóvenes en edad adolescente que no muestran un devenir o una existencia adolescente. Es decir, debe haber un despliegue de experiencias que van modificando el psiquismo en donde el niño deja de ser púber y se asume diferente.

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