La Revolución Libertadora, que comenzó en Córdoba en 1955, fue el nombre que los golpistas dieron al golpe de Estado que quitó del poder constitucional a Juan Domingo Perón. La subversiva Revolución Libertadora afirmaba que las Fuerzas Armadas intentaban liberar al pueblo oprimido de los caprichos de un dictador, bajo el “imperativo del amor a la libertad y al honor de un pueblo sojuzgado”.
Los focos golpistas tuvieron lugar en Curuzú Cuatiá, Puerto Belgrano, Río Santiago, Bahía Blanca con fuertes combates y derramamiento de sangre civil y militar bajo el liderazgo del Gral Eduardo Lonardi que ejerció de facto la Presidencia de la Argentina desde 1955.
La Revolución Libertadora fue llamada por el peronismo “la Fusiladora”, por sus ataques y bombardeos de 1955 y posteriores fusilamientos de 1956.
Perón se fue del país tras ofrecer su renuncia y pedido de asilo político a la embajada de Paraguay, al ver fisuras en la cadena de mandos del Ejército y que la represión a los golpistas podía transformarse en una guerra civil.
La primera presidencia de Perón tuvo como característica el superavit económico producto de excelentes precios para la exporación de cereales y la canalización del comercio exterior a través de una institución estatal.
Pero cuando el Plan Marshall otorgó préstamos a Europa a cambio de comprar cereales y productos norteamericanos, otros países se sumaron a la producción cerealera y Argentina perdió mercados internacionales.
Sumado a las posteriores sequías, con los precios más bajos y menores exportaciones, el gobierno disponía de menores recursos por lo que se restringieron los aumentos de salarios y la inflación disminuyó los sueldos reales.
La clase obrera, en su mayoría peronista, no estuvo de acuerdo con estos sacrificios. Si bien en 1955 la crisis económica se había superado, la tensión social entre peronistas y antiperonistas había crecido.
La clase media sentía restringida su libertad de pensamiento por el adoctrinamiento peronista en las escuelas y el aumento de control sobre la población; la escasa valoración de la opinión de la oposición, el fuerte descontento de los terratenientes agroexportadores y la connivencia entre los ambiciosos capitales extranjeros con algunos sectores argentinos sumado a la fuerte presión norteamericana e inglesa en contra de un gobierno nacionalista, prepararon el golpe militar conocido como la Revolución Libertadora.
