Neurosis es un trastorno emocional por el cual la persona pierde el control de sus emociones y sufre un deterioro de su funcionamiento general.
Las emociones, que nos sirven para sentir y expresar nuestro estado mental y nos conectan con nosotros mismos y con el entorno, son detonadas por circunstancias externas al individuo o a causa de reacciones químicas que suceden en su propio cerebro.
Nuestro mundo emocional es tan complejo y dinámico, que varía día a día en función de los sucesos que vivimos en forma cotidiana. Los síntomas más frecuentes de la neurosis son: la tristeza permanente, la frustración cotidiana y el desgano por sus pasatiempos habituales, la dificultad para conciliar el sueño, las fallas de memoria, la irritabilidad y la poca tolerancia a las demás personas.
Estos síntomas producen complicaciones laborales, fricciones con otras personas y familiares al punto de llegar a pensar en la muerte. Algunos desarrollan preocupaciones catastróficas constantes sin justificación, lo que les produce gran angustia.
Las neurosis pueden incluír conductas repetitivas o rituales de tipo obsesivo compulsivo (lavarse reiteradamente las manos, revisar la posible fuga de gas en forma recurrente, contar los autos de un mismo color que se ven en el trayecto a su casa, caminar sólo pisando las baldosas blancas cuando las hay también de otros colores, o verificar la cerradura para asegurarse que esté bien cerrado varias veces en pocos minutos).
La disfunción social lleva a la persona con neurosis a recluirse en su casa porque los demás la ven rara. Cuando se eleva aún más la ansiedad se sobresaltan muy fácilmente sin causa justificada, pensando que algo malo va a acontecer pero no saben de qué se trata. Frecuentemente se despiertan en las noches con sudoración, falta de aire, latidos cardíacos fuertes, sensación de estar volviéndose locos y temor a morir repentinamente.
Las neurosis deterioran la calidad de vida de las personas, pero con ayuda psiquiátrica y tratamiento adecuado puede recuperarse el bienestar.
