La flor de loto, cuyo nombre científico es nelumbo nucífera, es una especie acuática famosa a causa de la longevidad de su semilla. Su llamativa belleza surgiendo del fondo del agua tiene un significado simbólico en el antiguo Egipto, India y China. Junto al fénix, el sol (Ra) y el escarabajo, la flor de loto representa la resurrección, por emerger desde el agua profunda.
En la India el loto es llamado padma en el idioma sánscrito, cuyo significado simbólico representa el nacimiento de los principales dioses en la cuna de la flor de loto, cuyo padma hindú sirve de modelo en el diseño de la típica mandala india.
La flor de loto es una hierba con gruesos rizomas de 10 a 20 metros de largo, que ramifican y enraizan en el fondo de los estanques. Sus hojas son flotantes, circulares, glaucas (grisáceo claro), de un diámetro entre 30 y 100 centímetros con bordes ondulados.
Sus flores tienen aproximadamente 20 centímetros de diámetro y suelen ser blancas o rosadas, muy fragantes, con pétalos cóncavos y elípticos, y suelen aparecer en primavera y verano.
En el Oriente, donde se la relaciona con la leyenda de Buda, la flor de loto es llamada también “rosa del Nilo”, conocida como flor sagrada con un significado de pureza espiritual del cuerpo y del alma.
Como la flor de loto tiene la particularidad de nacer también en el lodo, se dice que llega a la vida cotidiana de las personas como una bendición.
El agua lodosa donde la planta afirma sus raices está asociada con los deseos carnales y el apego material, en medio de los cuales la flor inmaculada emerge del agua en busca de la luz como promesa de pureza y elevación espiritual.
En el yoga, el padmasana o posición del loto es la postura tradicional y clásica de la meditación, en la cual la persona cruza las piernas con las manos colocadas en sus rodillas, apoyados los pies en el muslo opuesto.
