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Fascismo

El fascismo es una ideología creada por Benito Mussolini en 1918, que surgió en Europa como un movimiento político posterior a la Primera Guerra Mundial. Su proyecto político se basó en la instauración de un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigida. La forma de gobierno implementó una dictadura que abolió las libertades individuales y colectivas.

El fascismo surgió como una tercera posición o “tercera vía” en oposición a la democracia liberal representada por los vencedores de la Primera Guerra Mundial como Estados Unidos, Inglaterra y Francia, considerados “decadentes” por el fascismo, como así también en oposición al tradicional movimiento obrero anarquista o marxista, referenciado en la Unión Soviética y el desarrollo de su Estado Socialista.

Sus bases ideológicas exaltaron al estado por encima de los individuos y las clases, imponiendo la centralización desde un partido único. Esto logró la rápida adhesión de la burguesía, que buscaba protección frente al fuerte crecimiento de los movimientos revolucionarios.

Hitler saliendo de la sede del partido Nazi. Fuente.

Hitler saliendo de la sede del partido Nazi. Fuente.

El totalitarismo y el nacionalismo son las características que sostuvieron al fascismo, admitiendo el uso de la represión, el terror y la violencia contra quienes se opusieran a sus postulados. Uno de esos postulados concebía al Estado como superpoderoso, ya que representaba el espíritu del pueblo quien nada debía buscar por fuera de él.

El Estado se fundamentó en el liderazgo, la fuerza, la jerarquía, la disciplina y la obediencia, ejerciendo un control absoluto sobre la sociedad que era entendida como una organización militar donde las discrepancias se solucionaban con violencia. La escuela, la juventud, las empresas, el mundo laboral, los medios de comunicación, la economía, el sindicalismo, todo estaba subordinado plenamente al Estado donde estaban coartadas completamente las libertades individuales.

El ejercicio del poder se ejecutó a través de la difusión del régimen mediante la propaganda, que es la herramienta más importante que utilizaba el caudillo o líder político para exaltar su carisma y convencer a la población de los valores de su ideología.

El protagonismo de las fuerzas armadas fue potenciado para poder poner en práctica los planes de expansión territorial, ya que Mussolini soñaba con resucitar el antiguo Imperio Romano y unificar el Mediterráneo. Estos sueños junto a Hitler, trajeron consecuencias siniestras, ya que a pesar de la profunda crisis del período de entreguerras, el movimiento fascista se trasladó a Europa influyendo en la formación en Alemania del nazismo de Adolf Hitler, y del totalitarismo de Francisco Franco en España.

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