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Edad Media

La Edad Media es la etapa histórica que se inició con la caída del Imperio romano de Occidente en el año 476, y que finalizó en el siglo XV con el descubrimiento de América y la caída del imperio bizantino, coincidente con el fin de la Guerra de los Cien Años (conflicto armado entre Francia e Inglaterra) y la invención de la imprenta por parte de Gutenberg. Ninguna de estas fechas es una referencia indiscutible y abrupta para enmarcar este período, sino que son referencias históricas que permiten ubicar en el tiempo a la Edad Media.

En sus orígenes, el término implicaba una ruptura del progreso, una parálisis del desarrollo que, cronológicamente, estaba ubicada entre la gloria clásica de la antigüedad y el renacimiento. La Edad Media fue así una etapa de estancamiento cultural, un largo período de transición que comenzó con el ocaso de la Edad Antigua y los drásticos cambios que surgieron en el ordenamiento europeo.

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La elaborada y compleja cultura romana subsistió sin olvidarse del todo durante los subsiguientes 300 años en que la cultura primitiva estancó a Europa.

El de Carlomagno fue el primer imperio que intentó ordenar la desintegración causada por la invasión germánica. A su muerte, comenzaron las invasiones y migraciones de los pueblos de Europa comenzando a dar forma a una nueva fisonomía europea.

Estos cambios coexistieron junto a las transformaciones políticas, sociales y económicas por las que decayeron las ciudades y el comercio internacional, la tierra se constituyó en la principal fuente de riquezas, y perdieron autoridad los poderes centrales y las organizaciones burocráticas.

En este contexto, se instauró un ordenamiento nuevo llamado feudalismo. Los señores feudales eran los dueños de latifundios a los que acudían los vecinos, llamados vasallos, en busca de protección que ya no tenía el poder central.

Este acuerdo tácito o contrato entre señor y vasallo implicaba fidelidad y servicios por parte del vasallo, a cambio de protección y mantención que brindaba el señor feudal. Los vasallos eran fieles a los señores feudales prestando ayuda militar y económica; y éstos junto a los condes, duques y otros propietarios influyentes, ricos y poderosos eran fieles al rey, constituyendo la sociedad feudal.

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