La desnutrición infantil es el resultado de la escasa ingesta de alimentos durante la infancia, siendo la niñez la etapa que requiere de más nutrientes para un desarrollo físico e intelectual adecuado. Consecuencia del hambre, la desnutrición infantil causa la muerte anual de más de tres millones de niños en el planeta, que podrían evitarse con un tratamiento nutricional apropiado.
La desnutrición infantil, que puede ser crónica o aguda con diferentes grados (siempre por debajo del percentilo 5 de tablas de medición), implica tener un peso corporal y una estatura inferior a la correspondiente a la edad (retraso de crecimiento), ser extremadamente delgado o tener carencia de micronutrientes (hambre oculta).
La ausencia de lactancia materna, la carencia de vitaminas y alimentos fortificados, la falta de educación, el costo de los alimentos son sólo algunas de las causas, además de la pobreza. La presencia de infecciones oportunistas muy comunes en la infancia, que pueden causar diarreas y deshidratación, suelen llegar a ser letales en niños desnutridos.
El hambre es un fenómeno colectivo, que afecta de manera endémica o epidémica a las grandes masas humanas especialmente de los países subdesarrollados. No se trata sólo del hambre por inanición, que los pueblos de habla inglesa llaman “starvation”, limitado a zonas de extrema miseria o ligado a contingencias excepcionales.
Se trata también de un fenómeno muy frecuente y mucho más grave en sus consecuencias cualitativas, que es el hambre parcial u oculto, en el cual por carencias de ciertos y determinados elementos nutritivos en sus regímenes habituales, grupos sociales enteros se dejan morir lentamente de hambre, aunque coman todos los días.
La desnutrición infantil hipoteca el futuro de los niños de por vida, que serán adultos frágiles que perpetuarán en su familia el círculo vicioso de pobreza y hambre. La desnutrición afecta el 45 % de las muertes anuales de niños en el mundo, donde sólo 1 cada 10 niños desnutridos tiene acceso a un tratamiento nutricional adecuado.
No alcanza alimentar a los niños si los devolvemos al ambiente hostil del que provienen. Para quebrar la desnutrición infantil es necesario un abordaje integral de la problemática social en cuanto a educación para la salud, estimulación temprana, lactancia, jardines maternales, analfabetismo, legalización de la familia, inmunizaciones, alcoholismo, agua caliente, agua corriente, cloacas, luz eléctrica, en fin, se requiere una política de Estado.
