Del latín densitas, la densidad es el grado de compactación de un material. En la demografía la densidad arroja los grados de concentración urbana, definida como la cantidad de habitantes aglomerados en un espacio determinado, generalmente medido en kilómetros cuadrados. Para la ciencia, la densidad es la cantidad de materia contenida en una unidad de volumen (kilogramo por metro cúbico, o gramo por centímetro cúbico).
La densidad es una propiedad física de toda materia, y expresa la relación que existe entre el volumen de un cuerpo y la masa (m/v). Las sustancias tienen una densidad característica en su estado natural, por ejemplo la masa de un litro de agua (en estado líquido) es de un kilogramo, por lo que la densidad del agua es de 1 kg/l.
Hay cuerpos que flotan sobre el agua (como el aceite o la madera), porque son menos densos que ella. Otros materiales tienen mayor densidad, que les permite hundirse en el fondo del agua, como una piedra, o un huevo.
Para medir la densidad de un cuerpo sólido, éste puede pesarse en una balanza cuyo resultado nos otorgará la magnitud de la masa. Sumergirlo en un recipiente con agua nos permite calcular su volumen, resultado que junto al de la masa posibilita obtener la densidad.
Para medir la densidad de una sustancia líquida puede utilizarse un instrumento denominado densímetro, que puede reemplazarse por un vaso graduado.
La densidad se puede observar en diversidad de disciplinas o contextos. Se puede hablar de la densidad de un bosque, de una escuela, o de un estadio de fútbol. Si en un espectáculo con baja asistencia de público contamos la totalidad de butacas o asientos disponibles y los dividimos por el número de asistentes o bancos ocupados, nos arrojará una cantidad numérica alta. Si la asistencia fuera numerosa, no sobrarían asientos sino que habría sólo uno por persona. La división del espacio diponible por la cantidad de personas presentes refleja la densidad poblacional.
