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Alquimia

La alquimia es una disciplina arcaica que utilizaba la superstición y la magia para hacer experimentos en busca del elixir de la vida eterna. Es una palabra de origen árabe que denomina a una doctrina originada en la antigüedad oriental y practicada en la edad media, cuyo fin era el conocimiento de los componentes constitutivos del universo y la transmutación de los metales para convertirlos en oro.

La alquimia se basó en el pensamiento aristotélico que postula que “todas las cosas tienden a lograr la perfección“, al considerar que todos los metales son imperfectos en relación con el oro, suponiendo que la naturaleza se encargaría de transformarlos finalmente en ese metal. Ese proceso natural podía ser reproducido en el taller del alquimista utilizando ritos de magia y astrología.

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El origen etimológico lo encontramos en la filosofía árabe, que buscaba la piedra filosofal llamada kimiya, que deriva de khem que es “tierra negra” en egipcio, anteponiendo el artículo al que en árabe significa “el”.

El khem se refería al polvo del desierto fertilizado por las aguas del Nilo, considerado indispensable para la transformación de los metales.

Comenzar a trabajar el khem o tierra negra, era la primera etapa de la alquimia por lo que los egipcios denominaron al-khem (al es “el”) al trabajo alquímico.

Otra versión etimológica remite a la derivación griega de la palabra chemia cuyo significado es “fusión de líquidos“. Si bien la alquimia no es una ciencia, es considerada la precursora de la química, así como la astrología se convirtió en astronomía con el correr de los siglos.

La alquimia era una técnica que pretendía no sólo transmutar los metales sino encontrar los recursos para prolongar indefinidamente la vida humana.

Huyendo de la inquisición y de las doctrinas religiosas, los alquimistas fueron precursores de lo que posteriormente fue el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

En el campo esotérico, la alquimia representa la transmutación interior del hombre reconociendo las señales del mundo. Su fin era conectarse con los elementos del universo en armonía y unión de cuerpo y alma, comprendiendo los cambios de la materia en su búsqueda de la sabiduría.

El dar al otro con generosidad, brindar amistad sin causar sufrimiento a los demás, cultivar la pureza de la mente, el perdón, la humildad, el amor, el limpiar el corazón de envidia, de orgullo y de soberbia en búsqueda de la felicidad es ser un alquimista.

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